VALLEJO Y EL DERECHO A DEJAR DE SER POBRE

VALLEJO Y EL DERECHO A DEJAR DE SER POBRE
Por: Alex R. Zambrano Torres (*)
Doctor en Derecho
I.- EL ORIGEN DE LA TRAGEDIA.-
Vallejo escapando de la pobreza peruana murió en la pobreza extranjera, París, Francia. Aquella ciudad de las luces, donde los poetas, escritores y demás intelectuales viajaban para ser exitosos, famosos e insignes, logrando la gloria y el oro. Vallejo no pudo tener el éxito de Octavio Paz, el poeta mexicano de "Las peras del olmo", pero su muerte fue más trágica e universal, o ¿acaso alguno de los grandes escritores del boom latinoamericano u otros latinos tuvieron una muerte tan recordada como la que tuvo César Vallejo, incluso con foto y todo de su agonía, como un gran emblema de la tragedia y pobreza de los genios como él? La foto de su muerte fue su mayor poema trágico, aquel incienso que se queda destellando en los albores de la existencia de los sobrevivientes. Vallejo dejó de existir, pero su estela trágica, como el poeta peruano que murió inmerecidamente pobre y sin gloria ha quedado para siempre. Y es que el tema de la tragedia, de la pobreza es un tema universal, que les pasa o puede pasar a todos, al menos desde la edad moderna, cuando la riqueza dejó de ser una tradición de los más afortunados, aristócratas, nobleza y clero que heredaban sin trabajar el poderío económico y social de sus antepasados.
La muerte de Vallejo trajo consigo un objetivo: no morir pobre y genio. Esta creo que es su mayor aporte social para darle un sentido estilístico y económico a la vida: nadie, y menos un poeta, merece morir pobre.
II.- LOS HERALDOS NEGROS DEL ODIO DE DIOS.-
El poema peruano de Vallejo más reconocido mundialmente debe ser aquel poema de los "golpes fuertes en la vida, como los del odio de Dios, que abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte". El poema titulaba "Los heraldos negros". Sin embargo, Dios por naturaleza, técnicamente, "no puede odiar", así que no puede haber golpes tan fuertes "como del odio de Dios". Si Vallejo hubiera vivido y escrito aquello en los tiempos de la inquisición hubiera sido quemado vivo por hereje como Giordano Bruno. Pero la poesía de Vallejo no estriba en blasfemias sino describe la sensación de dolor que siente la gente que sufre por ser pobre, tan intensas como las del "odio de dios", es decir, algo que rompe con el objetivo del ser humano: ser feliz.
La grandeza de aquel poema radica en la brutalidad o fuerza desgarradora de las palabras usadas como: "odio de Dios", "resaca", "empozara", "zanjas oscuras", "rostro más fiero", "potros de bárbaros atilas", "caídas hondas", "destino blasfema", "crepitaciones", "charco de culpa", "Yo no sé". Vallejo debe su gloria a estas palabras encajadas en un tiempo perfecto dentro de una historia perfecta y perpetua: el sufrimiento. Construyendo una historia de reclamos ante la existencia de Dios y su piedad, afirma su sentido religioso y su necesidad de retiro espiritual a la vez que su queja y rebeldía inconclusa en un "Yo no sé".
Parecería que la gloria y fuerza de su obra poética (y novelística) se centrara en el sufrimiento. Pero analizar la poesía de Vallejo trae el riesgo de verse acribillado por la masa de admiradores universales, así que, en esta oportunidad, sin quitarle mis respetos a Vallejo, dejaré la crítica del verso para otro cioranesco aciago momento.
III.- DOS ¿POEMAS? SOBRE VALLEJO.-
Me atreveré a escribir en honor de Vallejo los siguientes ¿versos?:
PARA HONRAR A VALLEJO
¡Vallejo, oh Vallejo!
No quiero conocer de aquel odio de Dios del que tanto hablabas
No quiero tener la resaca de todo lo sufrido
Ni que abran zanjas oscuras en mi rostro no fiero
No quiero que potros de bárbaros atilas cabalguen persiguiéndome
Ni tener caídas hondas, destinos blasfemos
O quedarme en crepitaciones y charcos de culpa
No Vallejo, Yo no sé, tú sí sabías
Pero yo, no quiero ser Vallejo y tener su inmortalidad póstuma
Ni reclamarle a Dios por todos los sufrimientos
No quiero ser descripción que me haga inmortal poeta
No quiero vivir tus pronósticos y ser pobre y sufrido
No, ¡Vallejo, oh Vallejo!
No quiero ser tú
VALLEJO HUMANO DEMASIADO HUMANO
Vallejo, el hombre de los golpes tan fuertes, yo no sé
El ídolo de los que no queremos morir así,
Llenos de genio y de opaca fortuna
Vallejo, el que convirtió al sufrimiento en el odio de Dios
Vallejo con su aciago cioranesco
Vallejo nietzscheano cuando escribía sus poemas humanos
Vallejo, el que me recuerda a cada instante
que no quiero morir pobre
que no habrá golpes tan fuertes
que crucen mi rostro fiero y fuerte
Vallejo, el que se fue y dejó una estela y una revancha
que todos tenemos el derecho
a dejar de ser pobres
IV.- EL DERECHO A DEJAR DE SER POBRE.-
Hay en la vida de César Vallejo un contenido jurídico, de derecho, que lo traspasa como la médula o el núcleo del porqué del asombro de su vida y muerte: el derecho a vivir dignamente, al trabajo y a no ser pobre. Noción que se afianzó con la edad moderna con el concepto del derecho al trabajo, inserto desde aquel tiempo en todas las Constituciones, como el mecanismo para no ser pobre o vivir dignamente.
César Abraham Vallejo Mendoza vivió entre 1892 y 1938, por lo que el derecho laboral que rigió en su tiempo se contempló en las Constituciones peruanas de 1867, 1920 y 1933.
En el Perú, en la Constitución de 1823 se prescribía como derecho al empleo al cual tenían acceso solo los "ciudadanos", que eran peruanos, casados o mayores de veinticinco años de edad, los que supieran leer y escribir, tener una propiedad, ejercer cualquier profesión o arte con título público (Artículo 17, Constitución de 1823). En aquel tiempo (1823) la ciudadanía "abría las puertas a los empleos, cargos o destinos de la República" (Art. 22, Const. 1823); así también quedaban abolidos los empleos hereditarios (Art. 23, Const. 1823). Por otro lado, ser sirviente o doméstico, no tener empleo, abandonar a la esposa sin causa, entre otros, eran causa de "suspensión de la ciudadanía" y por consiguiente del derecho a tener empleo. En esta Constitución (1823) no existía la palabra "trabajo", ni "derecho al trabajo", sino solo la palabra "empleo".
En la Constitución de 1867, el trabajo se prescribía en los siguientes artículos: 1) Art. 5, mediante la cual no se reconocían empleos en propiedad, ni privilegios (entre estos los empleos) hereditarios; 2) Art. 10, que prescribía que los empleos conferidos sin requisitos constitucionales eran nulos; 3) Art 42, inc. 4, que declaraba la pérdida del derecho a la ciudadanía por aceptar de gobierno extranjero cualquier empleo; 4) Vacancia del representante (congresista) por admitir empleo que dependa del Poder Ejecutivo; 5) Art. 59, por el que el Congreso tenía las atribuciones de crear o suprimir empleos públicos; 6) Art. 85, por la cual el presidente de la República tenía las atribuciones de proveer los empleos vacantes.
En la Constitución de 1920, el trabajo se encontraba regulado en los siguientes artículos: 1) Art. 6, que prescribía el no reconocimiento de empleos hereditarios; 2) Art. 12, por el cual se establecía que solo podía tenerse un sueldo o emolumento del Estado; 3) Art. 13, por la cual son nulos los empleos conferidos sin los requisitos constitucionales; 4) Art. 22, por la cual nadie podía ya trabajar sin su libre consentimiento y debida retribución, quedaba abolida la esclavitud; 5) Art. 46, por la cual la Nación garantizaba la libertad de trabajo, con excepción de los que se opongan a la moral, salud y a seguridad pública; 6) Art. 47, por la que se regula que el Estado legislaría sobre la seguridad del trabajo industrial, regulación de las condiciones máximas de trabajo, salarios mínimos, naturaleza de las labores, indemnizaciones por accidentes de trabajo; 7) Art. Art. 48, por la cual se dispone el arbitraje para los conflictos entre el capital y el trabajo; 8) Art. 49, por la que se establece que la ley establecerá las formas de organización de los tribunales de conciliación y arbitraje para solucionar las diferencias entre capital y trabajo.
Constitución de 1933, se concebía al respecto del trabajo lo siguiente: 1) Art. 7, por la cual aceptar empleo de otro Estado producía la pérdida de la nacionalidad peruana; 2) Art. 18, por la que solo se puede recibir un sueldo del Estado, salvo si proviene de enseñanza; 3) Art. 19, por la cual son nulos los empleos conferidos sin los requisitos constitucionales; 4) Art. 42, por la cual el Estado garantiza la libertad de trabajo, salvo los que se opongan a la moral, salud o seguridad pública; 5) Art. 43, por la cual se prescribe que el Estado legislará sobre el contrato colectivo de trabajo; 6) Art. 44, por la que es prohibida la restricción en el contrato de trabajo cualquier restricción al ejercicio de los derechos civiles, políticos y sociales; 7) Art. 46, por la que el Estado legislará sobre la organización y seguridades del trabajo industrial, las condiciones máximas del trabajo, la indemnización por tiempo de servicios prestados y la indemnización por accidentes y salario mínimos; 8) Art. 55, respecto a las garantías individuales y la prescripción de que nadie puede ser obligado a prestar trabajo personal sin su libre consentimiento y debida retribución; 9) Art. 103, por la cual vaca el mandato legislativo por admitir cualquier empleo designada por el Poder Ejecutivo, exceptuándose el cargo de ministro de Estado.
En la Constitución de 1993, se encuentra inserto en los siguientes artículos: 1) Art. 2, inc. 1, como derecho de la persona a su libre desarrollo y bienestar; 2) Art. 2, inc. 15, que prescribe que toda persona tiene derecho a "trabajar libremente, con sujeción a la ley"; 3) Art. 22 que declara la protección y fomento del empleo, por la cual el trabajo es un deber y un derecho, base del bienestar social y un medio de realización de la persona; 4) Art. 23, que regula la relación entre el Estado y el trabajo, así como la atención prioritaria del trabajo por parte del Estado; 5) Art. 24 que regula los derechos del trabajador, la remuneración y los beneficios sociales; 6) Art. 25 que regula la jornada ordinaria del trabajo; 7) Art. 26, que prescribe los principios que regulan la relación laboral, como la igualdad de oportunidades laborales, la irrenunciabilidad a los derechos laborales, la duda favorece al trabajador; 8) Art. 27, que versa sobre el despido arbitrario; 9) Art. 28, sobre los derechos colectivos, sindicación, negociación colectiva, huelga; 10) Art. 29, que trata sobre el derecho de participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas.
Las anteriores eran entonces cómo se trataba o legislaba constitucionalmente sobre el trabajo en el tiempo en el que vivió César Vallejo.
Puedo ahora sí, ingresar brevemente al tema que narra el título del presente discurso: Vallejo y el Derecho a dejar de ser pobre. Vallejo parece ser el representante del sufrimiento, del que merecía el éxito económico y murió en la pobreza. No puedo atestiguar que muriera pobre realmente, definir este concepto es ya muy complejo, pero sí puedo decir que eso es lo que quedó en mi memoria colectiva del gran poeta de los heraldos negros. Entonces, cada vez que escucho de Vallejo se me ocurre no morir como se decía de él, pobre, porque todos tenemos el derecho a dejar de ser pobres.
¿Pero qué nos hace pobres? Hay muchas respuestas. Por ejemplo, cuando pagamos nuestros impuestos, bajo la justificación pública de que tenemos el deber de tributar, entonces esto, nos hace un poco pobres, más si no se aplica el "principio tributario de economía de recaudación tributaria", por la cual solo se tributa, paga al Estado, el dinero necesario para sufragar los gastos públicos urgentes e indispensables. En este entendido, en la administración pública no se deben permitir despilfarros, porque los tributos, que son los dineros usados para pagar las remuneraciones y demás gastos públicos, son producto de las necesidades sociales indispensables, no del despilfarro, por lo tanto, cualquier gasto innecesario, como compras de regalos para trabajadores públicos por navidad, fiestas patrias, etc., es innecesario y despilfarro y en conclusión inconstitucional. Otras formas de hacernos pobres son, por ejemplo, pagar por adelantado los recibos de telefonía móvil o celular, por que se paga sin recibir el servicio. Otra forma es en el pago de tarjetas de viaje (supongamos el metro o el tren) por la cual se paga una cantidad para adquirir la tarjeta, pero su uso es posterior a la compra de la tarjeta. Otra forma es con la compra del SOAT, por la cual se paga por el peligro inminente, probable pero no siempre ejecutado, por lo cual se paga pero no se tiene el servicio; y así una infinidad de dinero que se paga por diferentes conceptos sin recibir el servicio inmediato, sin cobrar intereses por el uso de nuestro dinero (como en los bancos o los fondos de administración pensionaria). Vallejo sufrió seguramente algunas de esas formas de hacerse pobre y otras modalidades, como el no pago del tiempo de preparación de clases, etc.
Vallejo no tenía que ser pobre, su historia y genialidad, mostrada en sus obras, le merecían un signo distintivo de riqueza, un lugar o espacio económico acorde con su trabajo y sus capacidades; pero en un mundo como el nuestro, el talento, el trabajo y el esfuerzo no son suficientes; así que Vallejo representa la contradicción a lo que proponía la idea de los Estados Modernos: derecho a vivir dignamente, basado en el esfuerzo y competencia personal. Los Estados Modernos proponen en su legislación constitucional el deber de crear empleo y asegurar el bienestar a través del trabajo. Vallejo ha contradicho esa idea fallida, ese derecho fallido y se ha convertido en un signo del derecho a dejar de ser pobre.
BUSCANDO LA SEGUNDA PARTE DE PACO YUNQUE.-
He de confesar que de niño leí un cuento de Vallejo, Paco Yunque. La historia me pareció impresionante porque estaba en el contexto la historia de un niño rico y de un niño pobre. La trama nos hace amar al niño pobre y odiar al niño rico, y esto bajo el influjo de una noción o idea de justicia o injusticia: el abuso de uno sobre el otro por la condición económica. Sin embargo, no fue la división de clases ni la contextualización del abuso lo que me impresionó del cuento Paco Yunque, sino el hecho de que cuando terminé de leer dicho cuento, me apresté por meses y talvez años a buscar y encontrar la segunda parte de Paco Yunque, en la cual el personaje se convirtiera en el ganador. Busqué como un niño que era, la felicidad del cuento, como todos buscamos nuestra felicidad en las historias. Pero la obra de Vallejo no concluye en la felicidad. Talvez de allí, del sufrimiento de sus obras, nace su gloria. En la historia se sabe que se negaron a publicar su cuento Paco Yunque porque era muy triste.
SU DESTINO.-
César Vallejo pasa por el recorrido para ser sacerdote, médico, abogado; pero también su historia grafica su intento o idea del suicidio -como Arguedas-. Vallejo se enamora varias veces, por lo general de jovencitas de 15, 18 años, con el apasionamiento de encontrar al amor de su vida. Vallejo tiene la valentía de pronosticar el día y el clima de su muerte, presagiando que moriría un jueves en aguacero -murió un viernes (Miguel de Unamuno también no quería morir y lo proclamaba a todos los vientos, dibujando esta idea en el personaje que se revela ante su creador el autor, en la novela Niebla).
Por toda la historia de César Vallejo, cada vez que lo recuerdo tengo la certeza de que todos tenemos el derecho a dejar de ser pobres.
SUS OBRAS.-
César Vallejo escribió poesía, ensayo, cuento, teatro, y entre su obra más relevante encontramos: 1) Los heraldos negros (1918), Trilce (1922), 2) Escalas (1923) parte a Europa; 3) El tungsteno (1931); 4) 5) Rusia en 1931 (1931); 6) Paco Yunque; 7) Poemas humanos (1939); 8) España, aparta de mí este cáliz (1939); 9) Entre las dos orillas corre el río; 10) Rusia ante el segundo plan quinquenal; 11) El arte y la revolución; 12) Colacho Hermanos o presidentes de América; 13) Contra el secreto profesional; 14) El niño del carrizo; 15) Viaje alrededor del porvenir; 16) Los dos soras; 17) El vencedor; 18) La piedra cansada.
LOS PERSONAJES QUE CONOCIÓ.-
Entre los personajes que conoció Vallejo encontramos a Ciro Alegría, Antenor Orrego, Alcides Spelucín, José Eulogio Garrido, Juan Espejo Asturrizaga, Macedonio de la Torre, Víctor Raúl Haya de la Torre, Clemente Palma, José María Eguren, Manuel Gonzales Prada, Abraham Valdelomar, José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez, Juan Parra del Riego, Juan Larrea, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Tristan Tzara, Miguel de Unamuno, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego, José Bergamin.
LOS LUGARES EN QUE VIVIÓ.-
Vallejo nació en Santiago de Surco, La Libertad, Perú, pero viajó al extranjero donde recorrió sus ciudades y vivió en algunos lugares de Europa como Paris, Madrid, Barcelona, Valencia, Jaén, Rusia, Colonia, Varsovia, Praga, Viena, Budapest, Moscú, Leningrado.
ULTIMATUM.-
Empecé el presente texto sobre Vallejo encontrando a flor de piel los errores en la semántica y sentido de los discursos o poemas de Vallejo, pero, a confesión de parte, recorriendo su biografía, no me resta más que aceptar la grandeza de la lucha que ha tenido el poeta por lograr ser él, un hombre de gloria e inmortalidad narrativa, un poeta universal, un poeta humano, demasiado humano, que nos ha dejado el derecho a dejar de ser pobre.
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(*) Alex Ricardo Zambrano Torres, Doctor en Derecho, Magister en Derecho con mención en Derecho Civil y Comercial, Abogado titulado con felicitaciones públicas y recomendación de publicación de tesis / honores, Ex Asesor Legal de Presidencia de las Cortes Superiores de Justicia de Tacna, Huaura y Lima Sur, Ex Secretario Técnico de la Comisión de Implementación del Nuevo Código Procesal Penal de la Corte Superior de Justicia de Huara, Ex Secretario Técnico de la Comisión de Selección de Jueces Supernumerarios de las Cortes Superiores de Justicia de Tacna, Huaura y Lima Sur, Docente de la AMAG (Academia de la Magistratura), Docente universitario de Pregrado y Postgrado, Abogado elegible para magistrado del Tribunal Constitucional, Autor de más de 100 libros (20 libros publicados con ISBN y más de 80 libros escritos) entre las que destaca "Las Curvas del Derecho", Autor y editor de más de 30 revistas jurídicas publicadas.